sábado, 11 de febrero de 2012

De vuelta con recetas: Macarons, primer intento

He tenido unos días de infarto, de nuevo lamento mucho no tener demasiado tiempo para el blog, ahora que he terminado los exámenes y unas cosillas importantes que tenía pendientes, tengo varios días para dedicarme a mi, mi ombligo, y por supuesto mi blog.


Hoy vengo con recetita, que llevo una temporada repostera que no paro, me encanta, me lo paso muy bien en la cocina y es muy gratificante ver como se lo comen los demás.
Los macarons están de moda, son una especie de merengues pequeñitos mezclados con almendras molidas y rellenos de varios sabores: ganachés, cremas de frutas etc...
Y si eres de las que lee blogs de cocina como yo, habrás visto que se han plagado de recetas y sugerencias estos últimos meses.




Ya les tenía ganas desde hace tiempo, eran un reto, todo el mundo habla de lo terriblemente difíciles que son de hacer, he leído testimonios de gente que afirma haber tirado a la basura hasta 7 veces la masa porque no les salía bien (que con todo el respeto, hay que ser majadero para tirar a la basura una masa 7 veces...o una, sobretodo con lo que cuestan la almendras), y de otros que dicen que tardaron 3 ó 4 veces en conseguir que no tuvieran la textura del chicle.


Yo la verdad, sin querer sonar petarda, creo que su dificultad está exagerada. Son un poco puñeteros, hay que estar atento a los detalles, pero no es nada que no pase con el resto de merengues. Para ser sincera, no he comido nunca macarons de Laduree, ni de Pierre Hermes ni de ningún tipo. NUNCA HE PROBADO LOS MACARONS, así que no se si los míos están cerca o lejos de los perfectos macarons.


Lo que si que se, es que encajan con las descripciones: les ha salido el pie, tienen una capa crujiente por fuera y otra más tierna por dentro. Lo cual no quiere decir que sean perfectos, pero he apuntado varios consejos para el segundo intento, que espero que sea aún mejor.

He seguido la siguiente receta:
 200gr de azúcar glass
 110gr de harina de almendras, he usado almendras molidas del Ahorramas
 90gr de claras de huevo, he usado claras pasterizadas
 30gr de azúcar normal

El proceso es sencillo.
Primero tamizamos el azúcar glass junto con la harina de almendras. La verdad es que no suelo tamizar la harina para hacer los pasteles, me da bastante pereza, pero para este dulce es esencial, para conseguir una buena textura. Reservamos en un bol aparte.

Montamos las claras a punto de nieve bien fuerte, hasta que haga picos y le demos la vuelta y las claras no caigan. Es importante para la masa montar bien las claras. Añadimos el azúcar, y si queréis colorearlos este es el momento de añadir el colorante, y seguimos montando hasta que estén brillantes.


Ahora viene el proceso más rollo, hay que tamizar de nuevo la mezcla de harina y azúcar glass sobre las claras y mezclarlo todo, hay que tener cuidado, si se mezclan demasiado poco, la masa queda compacta, si se mezcla demasiado cuando colocas la masa en la bandeja se desparraman.


El punto ideal, se supone que es cuando al colocar la masa en la bandeja del horno, se forma un pico y este desaparece a los pocos segundos. Preparamos una plantilla con círculos de unos 3 centímetros, y la colocamos debajo del papel de estraza y con ayuda de una manga pastelera vamos depositando la masa sobre los círculos dibujados. El truco es poner la manga completamente perpendicular a la bandeja y casi pegada a esta y apretar hasta que se llene el círculo.


Cuando los tengamos todos colocados, debemos dejarlos reposar durante al menos una hora. Este tiempo depende de la humedad que haya donde estés. Hay que dejarlos reposar hasta que pasas el dedo por encima y se han quedado duros y no te manchan el dedo. Este paso es muy importante para que les salga el famoso pie, ya que al quedarse duros cuando crecen en el horno como no pueden extenderse hacia los lados, crecen hacia arriba y sale el pie.


Después de esto, sólo hay que meterlos en el horno durante 12 minutos. Cuando los saquemos, esperamos a que se enfríen y los rellenamos. Cuando estaban fríos los probé, y me parecieron excesivamente dulces, así que decidí que el relleno iba a ser ácido para compensar, y preparé una especia de lemond crud a mi manera. Mezcle un huevo, el zumo de dos limones, la ralladura de un limón y dos cucharadas de azúcar y lo puse al fuego hasta que espesó, y cuando estuvo frío los rellené. ¡Y tachán! ¡Ya están listos para probarlos!


Después de mi experiencia, os recomiendo un par de consejos que he aprendido:
- Habría que tamizar alguna vez más la harina y el azúcar, si os fijáis en las fotos, la parte crujiente es rugosa, puede quedar más liso si se tamiza más veces.

- Mi masa necesitaba estar más batida, ya que como veis el pico de la masa no ha desaparecido.

- La próxima vez voy a dejarlos 15 minutos de horno, creo que les faltaba un puntito.

- Quiero probar a utilizar menor proporción de azúcar. En mi caso la acidez del relleno compensaba el dulzor  de las tapas, pero si se rellenan de ganaché o mermelada creo que pueden  llegar a ser demasiado empalagosos.


En resumen: que no son tan horribles de preparan como cuentan, es complicadillo dar con el punto adecuado de la masa, pero no es imposible, están muy buenos y quedan genial para regalar o por si vienen invitados.

Perdonad por la calidad de las fotos, están hechas de noche y con el móvil, y no se ven especialmente bien.

¿Habéis probado a hacerlos?, ¿Qué os parecen los míos?

1 comentario:

  1. Pues tú dirás lo que quieras, pero a mí me parecen complicadísimos. Toda la repostería precisa de tiempo, concentración y muuuuuuuuuuuuucha paciencia.
    Quién los probó (los tuyos) dijo que le gustaron mucho, espero tener oportunidad de criticarlos en no mucho tiempo.
    SALUDOS

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